jueves, 27 de agosto de 2009

Un cuento

Por: John Del Río.


En un lugar lejano, de esos donde habita la belleza, había un lago y cerca de allí vivía una viejecilla que cansada de la ciudad y sus miles de problemas, decidió acompañarse de otros seres de la naturaleza, las flores, el viento, los arboles, los insectos y todos aquellos que ya hemos olvidado. Esta viejecilla vivía muy contenta, pues tenía facultades que se le despiertan a los seres humanos cuando deciden hacerlo, una de ellas era que podía escuchar a las flores, tenía un campo grandísimo donde había muchas de ellas, el sueño que más anhelaba eran que en el lago nacieran flores y todos los días daba paseos en las mañanas, en las tardes y en las noches para ver si nacía alguna, cierto día cuando tuvo un sueno con el sol en la noche acompañando a la luna, despertó y salió a paso rápido hacia el lago para mirar si habían flores, se alegro muchísimo al ver que una pequeña florecilla había nacido en la orilla del lago, fue tanto su regocijo y de tal manera que todos los pájaros vinieron a ver qué pasaba, ella casi lloraba de alegría, saludo a la flor - “buenos días” – pero no hayo respuesta, sintió un poco de tristeza, pero, recordó que esta pasión solo se desataba si vivas en la cuidad y además llevaba años sin sentirla, pensó entonces que hacer para conversar con la flor, recordó que años atrás el último humano visitante que tuvo por allí sembró con gran esmero una flor que se había convertido en la más habladora de la pradera , decidió ir a consultarle sobre cómo podía entablar conversación con la florecilla nueva del lago - ‘’ dime como podemos conversar la florecilla y yo”- a lo cual contesto la flor - “ella no hablara nunca”- la viejecilla se quedo callada y se marcho de nuevo al lago, cuál fue su sorpresa al ver que la flor había cambiado de color, antes era amarilla y ahora se veía en una mezcla do tonos rojos, hizo una pregunta a la flor sobre su nuevo color, pero solo escucho al viento que ya empezaba su música de la tarde, pensó que ya había cumplido su sueño de ver una flor en el lago y regreso a su casa, encendió el fuego de su chimenea, aquella noche se quedo dormida en el sillón al calor del fuego, tuvo un sueno y he aquí lo que sonó:
Por el camino hacia su casa venia un visitante a lo lejos, no podía apreciar bien de que se trataba, pero a medida que la figura se acercaba pudo reconocer que era una niña cargada de flores de mil colores, la niña venia sonriendo y cantando canciones con los pájaros, los colibríes bebían del néctar de aquellas flores y algunos pájaros ya habían hecho nidos en los arbustos que crecían, cuando la niña se acerco la viejecilla pudo ver que su boca era un mar, sus ojos eran dos soles, y su cara toda era un cielo azul sin nube alguna, las flores cambiaban de colores con el canto de de la niña, todo era tan hermoso que la viejecilla extasiada quiso cantar con ella, pero, cuando esto quiso hacer, sucedió entonces que las flores se cambiaron por metrallas y los cantos de la niña se convirtieron en llantos de gentes que sufrían, el mar que antes era azul ahora se mostraba rojo de sangre, los soles se apagaron y su rostro de cielo azul se convirtió en uno gris; la viejecilla se despertó y miro hacia la ventana donde los pájaros que tanto amaba ya llevaban rato a la espera de sus diálogos matutinos, nuestra viejecilla tenía otra facultad, la de hablar con los pájaros; un azulejo que siempre madrugaba más de lo habitual se poso en su mano y empezó a dialogar con ella- “tengo algo que decirte” - “dime” - contesto la viejecilla- “tendrás una visita dentro de tres días”- no dijo más y emprendió su vuelo rápido, la viejecilla se quedo pensativa y muy contenta pues llevaba bastantes años sin vistas humanas.

Paso el primer día avistando al la flor del lago para ver como cambiaban sus colores en las mañanas todos los azules, al mediodía los amarillos y los verdes hacían fiestas, en las tardes rojos y violetas y en las noches se mezclaban todos como si festejaran, la segunda noche después del anuncio que le dio el azulejo la viejecilla decidió dormir junto al lago, era luna llena, estaba feliz en compañía de la florecilla aunque esta no hablara, cuando se acercaba la media noche vio que algo salía del lago y pudo comprobar que eran un pez plateado que saludaba con un beso a la florecilla, la viejecilla sin hacer ruido se recostó en la grama para ver mejor lo que sucedía, el pez y la florecilla empezaron algo que sorprendió mucho a nuestra amiga, fue entonces que mientras la florecilla hacía sonar sus pétalos en una música celestial, el pez bailaba sobre el lago ágilmente y con tanas cabriolas que apenas movían el agua, mientras esta música y danza realizaban, la viejecilla se quedo dormida y entonces tuvo un sueño y he aquí lo que soñó:
Se encontraba en un bosque donde el viento hacía sonar todo en acordes musicales, las mariposas danzaban y a la vez también producían música, todo sonaba de tal manera que se sentía alegre de una manera que antes no lo había sentido, fue entonces cuando entro en el bosque una orquesta de flores que sonaban cuando los colibríes bebían de sus néctares, que músicas pudo oír mientras en el sueno se hallaba.
El frio del amanecer le hizo despertar y recordó que según las palabras del azulejo hoy sería el día de la visita, se marcho a su casa para preparar todo y recibir al visitante que llegaría, cuando el sol se hallaba en la canícula de la viejecilla, vio que por el camino se acercaba una cosa extraña que al ver más de cerca reconoció, y pudo ver que era la niña del sueño igual de cargada de flores y cantando con los pájaros, a paso rápido salió al encuentro y con abrazos, besos y sonrisas saludo a la niña de la flores, se dirigieron a la casa, la viejecilla ofreció agua de beber a la niña la cual no paraba de beber. Pasaron el día entre cantos y conversaciones, cuando llegó la noche, la viejecilla preparó el lugar donde dormirá la niña, esta se quedó dormida y la viejecilla que tenia la facultad de ver los sueños de las personas mientras dormían, pudo ver todo lo que la niña sonaba, se hallaba en un lugar triste, lloraba y con sus manos se tapaba el rostro; otro sueño vino entonces y vio a la niña correr por un campo con mucha gente perseguida por soldados que disparaban y gritaban, la vio caer en la grama sin vida, fue entonces cuando decidió no observar más los sueños de la niña, se recostó cerca de ella y se quedo dormida.
Al siguiente día antes que despertara su visitante, se dirigió al lago, porque quería ver danzar al pez mientras la florecilla sonaba su música de pétalos, cuando llego allí se sorprendió al escuchar el llamado del pez que la convidaba a bailar con él, la viejecilla se detuvo por un instante a pensar en la imposibilidad de aquel pedido, pero de inmediato supo que podía hacerlo, se desnudo y con el primer sonido de aquella música celestial se poso sobre el lago y danzo con el pez; mientras esto hacia, la niña se despertó y con su olfato pudo seguir el rastro de la viejecilla, llegó hasta el lago para verla bailar y su felicidad era tanta que todas sus flores lanzaban grandes chorros de néctar que todos los pájaros vinieron a beber, la viejecilla mientras en su desnudez bailaba se dio cuenta que la niña estaba en la orilla del lago, “ven con migo”- dijo a la niña- a lo cual no hizo esperar la infanta, las dos danzaban alegremente con el pez y entonces llegó la noche sin que apenas lo notaran, fue entonces cuando el pez en medio de su danza dijo a las danzantes - “vengan con migo al fondo del lago y no se preocupen por volver, porque allí todo es tan bello que nunca sentirán la falta de regresar a la superficie”, las dos, viejecilla y niña con sus alegres rostros se sumergieron con el pez y desde entonces las espero en el silencio de toda esta naturaleza al borde de este lago.

1 comentario:

yuleicy dijo...

sabes que ese uento esta muy chevere...el ilusionismo que pueden llegar a tener una persona debras es muy alto...la ilusion de vivir en una sociedad tranquila, sin perjudicaciones y seguimientos es casi imposible viendo que cada dia aparecen mas atropellos, calumnias ahogantes y sofocantes que deberas alteran el vivir de una persona sana y consientes de sus actos... el desespero que sentimos por esta sociedad tan sofocante hace que deberas no podamos pensar y congregar nuestros asuntos y actos.

yulñeicy vasquez 10ºd